Las indicaciones geográficas (IG) constituyen otra rama importante del sistema de derecho de propiedad industrial (DPI) y forman parte de los regímenes de calidad con los que la UE protege los nombres de productos caracterizados por tener una vinculación estrecha con su origen geográfico y un “savoir faire” tradicional.
Las indicaciones geográficas tutelan denominaciones de productos que proceden de regiones geográficas concretas, con cualidades especificas o que gozan de una reputación vinculada al territorio donde se produzcan.
Existen tres tipos de indicaciones geográficas:
Denominación de Origen Protegida (DOP): designa productos agrícolas, alimenticios y vinos. En términos de requisitos, la DOP es la más exigente ya que recoge los nombres de productos con mayor vinculación geográfica. Para poder obtenerla todas las etapas del producto (producción, transformación y preparación) han de tener lugar en una región especifica (para los vinos: la uva utilizada ha de proceder únicamente de la zona de elaboración de dicha bebida).
Indicación Geográfica Protegida (IGP): algo menos severas que la DOP, las “Indicaciones Geográficas Protegidas” requieren en la mayoría de los casos que, como mínimo, una fase de la producción, transformación o elaboración del producto se haga en una región específica (para los vinos, el 85% de las uvas utilizadas han de proceder de la región donde se produce la bebida).- Indicaciones geográficas (IG): las IG son específicas para bebidas espirituosas y vinos aromatizados. Al igual que las IGP, normalmente, se requiere que por lo menos una de las fases de destilación o elaboración se haga en una región determinada. A diferencia de la IGP o de la DOP, no es necesario que las materias primas procedan de dicha región.
El reconocimiento como indicación geográfica, al margen de certificar la existencia de un vínculo del producto con su lugar de elaboración, conlleva ventajas importantes como, por ejemplo, la posibilidad de distinguir unos productos de calidad, incrementar la confianza por parte de los consumidores y, por supuesto, facilitar al productor la comercialización de dichos productos.
La protección de un nombre de producto como indicación geográfica requiere su inscripción en el registro de productos de calidad.
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