El secreto comercial representa un recurso importante con el que las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) pueden proteger sus ventajas competitivas.
El secreto empresarial puede ser útil, por ejemplo:
- cuando la innovación no reúne los requisitos o no es madura para ser patentada o protegida por medio de otro derecho de propiedad industrial registrado;
- cuando el sistema de protección por patente es inadecuado (por ej. si no se quiere dar a conocer la invención);
- para completar un portafolio de propiedad industrial compuesto por patentes, diseños, marcas, variedades vegetales, etc.;
El concepto de secreto comercial es amplio, puede abarcar muchos tipos de informaciones, por ejemplo:
- el know-how y lo que no hay que hacer (el “know-how negativo”);
- formulas químicas, procesos de fabricación;
- innovaciones tecnológicas;
- el best mode de invenciones patentadas;
- métodos de negocios;
- herramientas de consultoría;
- información empresarial sobre clientes o empresas, estrategias de marketing, etc.
La protección otorgada por el secreto comercial puede considerarse más amplia comparado con la patente, pudiendo el primero cubrir potencialmente cualquier información valiosa para una empresa, aunque no sea una invención técnica o que se esté utilizando.
Para gozar de protección no puede tratarse de un “conocimiento general” y debe reunir algunos requisitos:
- la información ha de ser “secreta” y su acceso difícil. Por lo tanto, no hay lugar a protección para información que es generalmente utilizada y/o conocida por los operadores de un sector determinado;
- el valor de la información ha de encontrarse precisamente en su carácter secreto y, por eso mismo;
- han de adoptarse todas las medidas necesarias para preservar el carácter secreto de dicha información.
En caso de prácticas desleales, para que la protección sea eficaz ante un Tribunal, es recomendable adoptar políticas y medidas adecuadas para proteger la confidencialidad de la información valiosa de que se trate (contratos de confidencialidad o NDA, controles de acceso…).
Conviene tener presente, sin embargo, que el secreto comercial no otorga una exclusividad: el legítimo poseedor de una información confidencial no podrá ejercer ninguna acción contra terceros que descubran el secreto sin habérselo robado.
En teoría, la protección por secreto comercial parece más fácil que obtener el registro de un derecho de propiedad industrial, pues sería suficiente con “tener cuidado” y no desvelar la información confidencial. Pero, en la práctica, conseguir mantener un secreto comercial, puede representar un reto difícil, especialmente, en el entorno actual, donde robar información valiosa es cada vez más fácil gracias a las mismas innovaciones que, en muchos otros aspectos, facilitan nuestras vidas.
Por ejemplo, con el “Spear-phishing”, sujetos malintencionados, entran silenciosamente en las redes informáticas de una empresa para espiarla, recabar información confidencial valiosa (contraseñas, documentos, etc.) y proporcionarla a “piratas” que la explotan utilizándola o vendiéndola.
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