- 7 febrero 2016
- Posted by: inmentor
- Categoría: blog
En tiempos de paz, el conocido productor del iPhone estuvo pagando, durante mucho tiempo, unos royalties a Ericsson para poder utilizar su tecnología (incluido el estándar “4G” de la radiocomunicación), protegida por más de 40 patentes. Sin embargo, una vez caducado el contrato de licencia, irrumpió la guerra: Apple se negó a seguir pagando los royalties y, ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo, el asunto llegó a los Tribunales, tanto en Estados Unidos como en Europa.
En diciembre del año pasado volvió la paz.
Apple y Ericsson consiguieron ponerse de acuerdo y acabaron con el litigio sobre patentes. Sus voluntades se plasmaron en un nuevo contrato de licencia en el que, Ericsson, a cambio del pago de un único importe por parte de Apple, concedía a este último la posibilidad de utilizar la tecnología cubierta por sus patentes, incluidas las antiguas generaciones de estándares en la radiocomunicación (desde 1G hasta 4G). Por otro lado, ambas empresas, decidieron colaborar para el desarrollo de futuros estándares tales como el 5G.
El caso que acabamos de contar de forma muy resumida, es un buen ejemplo de cómo los pleitos no solo se pueden ganar o perder, sino que además pueden representar la única vía para hacer posible lo imposible: ante la amenaza real e inminente de una solución “desconocida”, impuesta por un juez, las partes, que prefieren controlar su futuro, se replantean las propias posturas, tal vez se vuelven más flexibles y consiguen alcanzar un acuerdo “amistoso”, diferentemente del otro caso de conflicto sobre patentes entre Apple y Samsung.
En realidad, lo ocurrido entre Apple y Ericsson no es algo nuevo.
En efecto, en la historia de la industria de la telefonía es algo ya visto que un fabricante de móvil, un operador y un proveedor de red, todos ellos trabajando en un nuevo estándar para el sector de la radiocomunicación, dejen de ser competidores para convertirse en “partners”. Luego, cada uno sigue investigando para obtener las patentes necesarias.
Más adelante, de cara a que todos puedan aprovechar el nuevo estándar y permitir que los usuarios puedan desplazarse de una red a otra sin dificultades, ponen dichas “patentes esenciales” a disposición de todos. A cambio, los titulares de las patentes esenciales, reciben unos royalties que han de ser equitativos, razonables y no discriminatorios: las condiciones “FRAND”.
Volviendo a Ericsson, para concluir y a título de curiosidad, nos gustaría mencionar que dicha empresa dispone de acuerdos de licencia parecidos con más de 100 empresas. Según declaraciones de la misma empresa, en 2015, en su conjunto, las licencias habrían generado ingresos superiores a los mil millones de euros.
Alessandro Di Marco